En la mitología norteña, Ymir se conoce como el primer ser. Era un enorme desarrollado desde gotas de agua que se formaron en el momento en que el hielo de Niflheim se mezcló con el calor de Muspelheim. Fue reconocido como el padre de todos y cada uno de los colosales de hielo. La crónica de la creación norteña afirma que su cuerpo hermafrodita causó seres que proseguirían a lo largo de incontables generaciones. Su viaje acabó en catástrofe, pero gracias a su naturaleza maligna, absolutamente nadie puede sentir lástima por el enorme. Su desaparición condujo a la creación del hombre y de la Tierra.

En el mito nórdico de la creación, la historia empieza como muchas otras historias de la creación. Al comienzo no había nada. No había arena, ni mar, ni olas. Ni el Cielo ni la Tierra existían. No obstante, bastante antes que se creara la Tierra, se creó Niflheim. Contenía un manantial que desembocaba en 12 ríos. En la parte sur se encontraba Muspell, que hacía un calor increíble y se encontraba custodiado por un enorme llamado Surt que portaba una espada llameante. Al norte se encontraba Ginnungagap. Los ríos se congelaron aquí y todo se encontraba cubierto de hielo. El aire caluroso de Muspell llegó al frío de Ginnungagap, lo que provocó que el hielo se descongelara y goteara. Las gotas se espesaron y han comenzado a tomar la manera de un hombre. Fue la creación de Ymir, el antepasado de todos y cada uno de los colosales de hielo.

Comparación entre Ymir y Cronos, Odín y Zeus

Las naciones del Norte, como los helenos, pensaban que el planeta había salido del caos; y al tiempo que el segundo lo describió como una masa vaporosa y sin forma, el primero, bajo la influencia por su ambiente inmediato, lo describió como un caos de fuego y hielo, una combinación que es bastante comprensible para cualquier persona que haya visitado Islandia y visto la naturaleza salvaje. . , un contraste especial entre su suelo volcánico, que aflora de los géiseres, y los enormes icebergs que la cubren a lo largo de la extendida y obscura temporada de invierno.

De estos elementos opuestos, fuego y hielo, nacieron las primeras deidades, que, como los primeros dioses de los helenos, eran de estatura gigantesca y fachada ramplona. Ymir, el gran enorme de hielo, y sus descendientes, son equiparables a los Gigantes, quienes asimismo fueron fuerzas elementales de la Naturaleza, personificaciones del fuego subterráneo; y los dos, habiendo gobernado por un tiempo, se vieron obligados a ceder a una mayor perfección.

Los Colosales de Hielo

Odin y sus hermanos derrotaron a Ymir, pero ese no fue el desenlace de la amenaza que representaba. Si bien la mayor parte de sus hijos fueron asesinados como producto de su muerte, la descendencia jötnar de Ymir se transformaría en contrincantes eternos de los Aesir.

Los primeros jötnar descritos en las historias de la creación en general se piensan colosales de hielo. No obstante, los contenidos escritos siguientes en buena medida no hacen distinción entre las variedades de jötnar, con lo que no está claro si fueron los ancestros ​​​​de todos y cada uno de los colosales o de solo una raza.

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