El 20 de julio del 2021 se cumplen 20 años del estreno de El viaje de Chihiro, la icónica película de Hayao Miyazaki, un líder en el cine de animación japonés.

Chihiro es una pequeña de 12 años que está viajando con sus progenitores a un nuevo destino. Por su actitud y mal humor entendemos que no está contentísima. A lo largo del viaje se detienen a ver un túnel, al cruzarlo llegan a una pequeña aldea clásico llena de shoppings, si bien no de personas; el fragancia de la comida los transporta a un local lleno de exquisitos platillos; los progenitores empiezan a comer suponiendo que van a pagar al finalizar. Chihiro prosigue molesta, se niega a comer y escoge examinar un tanto, al regresar con sus progenitores revela que estos son en este momento unos cuantos cerdos. Allí está con Haku, un discreto chaval de ojos verdes que le afirma que debe irse y sacar a sus progenitores de aquí, puesto que la noche se aproxima y con ella nuevos riesgos; el túnel se convirtió en un mar y Chihiro comienza a ocultar.

En el momento en que el éxito va alén de las cantidades

El viaje de Chihiro asoló verdaderamente en la taquilla de Japón, transformándose en 2001 en la película que mucho más dinero había colectado en El país nipón; no solo de animación, no solo del cine hecho en su país, sino más bien de siempre. Un jalón que no le era extraño al directivo Hayao Miyazaki, ya que 4 años antes había logrado exactamente la misma hazaña con La princesa Mononoke (1997).

Pero este no era un éxito comercial de utilizar y tirar. El largometraje embelesó tanto al público como a la crítica enfocada, y eso se materializó en varios premios de todo el mundo que acabaron en el respetado Oso de Oro de la Berlinale y el mediático Óscar a la Mejor película de animación. Todo señalaba que El viaje de Chihiro tenía algo particular.

El Viaje de Chihiro: Un obsequio de El país nipón a la historia del cine

Hay que ser sincero, el anime no es un género que sea tan simple de digerir para varias personas, y a veces es mucho más visto por los seguidores de la civilización oriental. «El Viaje de Chihiro» producido por el Studio Ghibli, puso al anime en el mapa en el 2001. Siendo de este modo el largometraje de anime mucho más reconocido y popular de la historia. La película de Hayao Miyazaki logró ganar el Óscar a mejor Película de Animación en 2003 y el Oso de Oro en el Festival de Berlín.

Chihiro es la pequeña en la que se envuelve toda la trama. Ella tiene diez años de edad, es muy antojadiza y un tanto cabezota.

MI VECINO TOTORO

  • Directivo: Hayao Miyazaki
  • Año: 1988
  • Duración: 1h 28m

¿Quién no recuerda a Totoro subirse en un Gatobús frente a la atenta mirada de Mei y de todos y cada uno de los espectadores/pequeños que desearían tener uno igual en la puerta de su casa esperándoles para ir al cole? Nos encontramos frente a la obra cima y fundacional de Ghibli y Totoro se convirtió en el personaje secundario mucho más emblemático y también insignia del estudio (aparte de ser el que mucho más merchandising generó… ¡con razón!). La crónica de Satsuki y Mei, 2 hermanas que viven con su padre en una casa en el campo y tienen a su madre enferma y hospitalizada, su relación «imaginaria» y onírica con un vecino muy peculiar llamado Totoro nos robará el corazón desde el minuto uno. Además del valor de la familia, nos contribuye como enorme valor la imaginación y la fantasía, la imaginación como un must a revindicar desde la mucho más tierna niñez.

Influencias y confluencias

Hayao Miyazaki, haciendo un trabajo en «El Viento se Levanta» | Fuente: «El reino de los sueños y la disparidad»

En el cine, la aproximación plástica del movimiento a través de el celuloide entrega vida a las imágenes. El verbo «animar» procede de animare, que en latín se traduce por «ofrecer vida». El Viaje de Chihiro es una película de animación, específicamente una que trabaja sobre un colosal amasijo de elementos fabulosos. Pero, frente a los gargantuescos niveles apartados de nuestra situación, quizá la técnica que entrega mucho más vitalidad a la animación de la película es la que delinea, con sumo precaución y elegancia, los pequeños datos de los movimientos humanos. La manera de ponerse los zapatos de Chihiro, tan infantil y tierna. Los aspavientos de Lin, tan naturales y enérgicos, o el porte sereno y muy elegante de Haku, son movimientos que humanizan a los individuos y los distinguen de la pintura estoica.

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