«El Viaje de Chihiro» (千と千尋の神隠し), redactada y apuntada por el popular Hayao Miyazaki, es la primera película animada en ganar el Oso de Oro en Berlín; Además de esto, recibió el Oscar a la mejor película de animación en 2002. Construída hace 20 años, la obra de Miyazaki y Studio Ghibi todavía se considera un éxito total. Y eso no es esencial, por el hecho de que con el papel primordial del pequeño El viaje de Chihiro y a través de la representación de temas transversales, la película critica la sociedad de Japón actualizada, la avaricia humana y las prácticas en una sociedad globalizada. Pero es una escena que nos interesará por la crítica que hace a la polución ambiental y el análisis que nos deja llevar a cabo de semejante situación en este país: bañarse en el espíritu pestilencial.

Arrastrándose poco a poco hacia la vivienda de baños (o «sentō») donde trabaja Chihiro, gracias a su viaje espiritual, se aproxima un dios pestilente, una masa informe y podrida, cuyo mero aroma corroe lo que te circunda. Los trabajadores (que son espíritus de múltiples formas y tamaños) se preocupan su presencia, e inclusive Yubaba (la hechicera dueña de los baños y antagonista) procura evitar su entrada. Pese a todos y cada uno de los sacrificios, el dios pestilencial entra y es asistido por nuestro joven personaje principal. Chihiro consigue duchar al nuevo cliente, un desarrollo en el que libera una enorme proporción de mugre, y poco después se percata de que él mismo tiene una espina engastada. Con el apoyo de todo el plantel del baño, consigue eliminar la espina, que de todos modos era una bicicleta, y con ella se sueltan barriles, inodoros, sombrillas y mucha otra basura, mientras que el monstruo se encoge. Justo después, surge del agua lo que semeja ser la cara de un adulto mayor, quien complacido le afirma a Chihiro «buen trabajo» y se convierte en una suerte de dragón que se marcha volando. Para desconcierto de la multitud, Yubaba se aproxima a Chihiro y la felicita, mentando que el dios pestilente era de todos modos un popular dios del río.

El autodescubrimiento del valor, la fuerza y ​​el respeto

Miyazaki nos comenta la aventura de Chihiro, una chavala que de pronto está sola en un planeta irreconocible, mágico y hasta arriesgado. Un planeta poblado por seres mágicos, espíritus y dioses, donde deberá localizar la manera de socorrer a sus progenitores transformados en cerdos.

Pero, ¿de qué forma puede una pequeña de diez años socorrer a sus progenitores, en un planeta donde semeja insignificante a la vera de dioses y criaturas mágicas? La única forma es en Chihiro, y eso es precisamente lo que Miyazaki deseaba trasmitir.

SU NOMBRE ES KAONASHI

Para esos que no charlan japonés, Sin cara probablemente unicamente se conoce como «Sin cara», pero en japonés, el nombre del espíritu es de todos modos Kaonashi. La palabra sencillamente significa «sin rostro». Kaonashi detalla acertadamente a la criatura no solo tal y como si usara una máscara como rostro, con lo que no posee rostro propio, sino asimismo absorbe los semblantes de quienes la cubren, construyendo novedosas reacciones y críticas fundamentadas en esos con los que está, tal como comer. .

No-Face no solo no posee rostro, sino prácticamente no posee cuerpo. El gran cuerpo obscuro tiene forma de tubo y semeja estar ahuecado, tal y como si estuviese lleno de ideas y juicios de otra gente.

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